EL FALSO ECUMENISMO

Rev. Luis M. Ortiz: El ecumenismo de hoy, desembocará en el mar turbulento de la apostasía final encabezada por el falso profeta, durante la gran tribulación. ¡No podemos andar juntos!
La palabra ecuménico viene de la palabra griega “oikoumené”, y significa “la tierra habitada”. Refiriéndose a la predicación del Evangelio, el Señor dijo: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo –o sea, “oikoumené”, para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). La palabra ecuménico en su significado real describe algo de extensión mundial o universal.
La iglesia ortodoxa del este reclama ser ecuménica –o sea universal, mundial–; lo mismo reclama la iglesia de occidente, esto es la de Roma, que también lleva el nombre católica que es sinónimo de ecuménica o universal; y desde hace años algunas denominaciones, iglesias y organizaciones evangélicas vienen desarrollando una súper estructura ecuménica llamada el Concilio Mundial de Iglesias (CMI), a fin de cobijar bajo su palio a todas las denominaciones e iglesias evangélicas del mundo, en un esfuerzo puramente humano, de organización humana y con metas humanas.
En 1948 cuando se fundó el CMI se afirmó, por dicho concilio: “Queremos la manifestación de una sola iglesia cristiana”. Es evidente la mano del hombre y el espíritu de grandeza humana.
Al principio la Iglesia cristiana fue una comunión espiritual de muchas congregaciones locales unidas por el vínculo del Espíritu Santo, manifestado a través de los dones espirituales, del ministerio apostólico, de las epístolas, y de los predicadores visitantes. La verdadera unidad de la Iglesia cristiana es en el Espíritu Santo, y la puede producir únicamente el Espíritu Santo.
Luego el Concilio Mundial de Iglesias acordó que las iglesias que forman dicha organización no se les permiten hacer prosélitos, o sea, ganar almas para el Señor, de personas que aunque no sean salvas pertenezcan a otras iglesias miembros del Concilio.
En la asamblea de Nueva Delhi, en India, en el año de 1961 el CMI amplió su base para la admisión de nuevos miembros, y así entraron las iglesias católicas ortodoxas, entre estas la iglesia ortodoxa rusa que no es un secreto que tiene que dar por bueno y asimilarse a los puntos de vista materialistas y ateos del sistema del estado; y a su vez el CMI tiene que silenciar su voz en contra del materialismo ateo; y lo que es peor la prensa mundial ha informado que el CMI, controlado o influenciado por el materialismo ateo, usa cantidades sustanciales de sus fondos y van a parar para fines políticos, para guerrillas y subversión.
En la asamblea del CMI del año 1967, se notó la tendencia de hacer del Concilio una unión cósmica, esto es la unión de todas religiones. En la asamblea de Upsala, Suecia, de 1968 se habló de la unión cósmica, de perfecto ecumenismo, de unidad global. Y en la asamblea de Beirut, Líbano, en 1970 había una representación papal, había protestantes, ortodoxos, representantes del islamismo, del hinduismo, del budismo, y había economistas, sociólogos, para asesorar a las iglesias en las deliberaciones. Desde entonces el CMI, en su movimiento ecuménico, ha estado muy activo en sus metas universalistas de unir todas las religiones del mundo seudo cristinas, paganas, como sea; así que ya no es solamente las iglesias evangélicas.
Este propósito ecuménico de unificar todos pueblos del mundo en las esferas políticas y religiosas, está claramente predicho en la Biblia para los días del fin. Y señala al anticristo representando al poder político mundial, y al falso profeta representando al poder religioso mundial, quienes juntamente con Satanás formarán la trinidad infernal que regirá al mundo durante los días aciagos de la gran tribulación.
Hay muchas iglesias evangélicas, instituciones cristianas prestigiosas, universidades, líderes cristianos, que rechazan al CMI y a su movimiento ecuménico. Nosotros el Movimiento Misionero Mundial somos de los que rechazamos tales propósitos ecuménicos; nosotros queremos mantenernos firmes reconociendo la autoridad de la Biblia, como la única autoridad para nuestra vida, pues esta es la infalible y eterna Palabra de Dios. El ecumenismo tolera en su seno enseñanzas y doctrinas contrarias a la Biblia. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). ¡No podemos andar juntos!
Nosotros creemos que para que pueda haber verdadera unidad, tiene que haber verdadera regeneración, es necesario nacer otra vez. Que hay una abismal diferencia, entre el que ha nacido de nuevo y el que no ha nacido de nuevo. El ecumenismo no presta atención a esta gran diferencia. ¡No podemos andar juntos!
Nosotros creemos firmemente y practicamos la gran comisión de Cristo a la Iglesia, de predicar el Evangelio en todo el mundo y a toda criatura, sea pagano, ortodoxo, romano, gótico, o creyente nominal o mundano; a todos hay que decirles: Os es necesario nacer otra vez, y sin santidad nadie verá al Señor (Juan 3:3; Hebreos 12:14). El ecumenismo no hace este énfasis fundamental, ni permite hacerlo a sus afiliados. ¡No podemos andar juntos!
Nosotros creemos firmemente que la verdadera unidad de la Iglesia de Jesucristo no es una unidad orgánica, sino espiritual. Que no es una unidad en una súper estructura, sino en la persona del Señor Jesucristo; que no es una unidad elaborada por el hombre, sino que es Obra del Espíritu Santo. Que no es una combinación de la luz con las tinieblas, sino una unidad de los que andan en la luz como Cristo está en luz, y tenemos comunión unos con otros (1 Juan 1:7). El ecumenismo anda con las tinieblas, con el materialismo ateo, con el paganismo. ¡No podemos andar juntos!
El ecumenismo de hoy, desembocará en el mar turbulento de la apostasía final encabezada por el falso profeta, durante la gran tribulación. ¡No podemos andar juntos!
Amados, cuando vemos este rampante espíritu de apostasía, hay una voz de alerta dentro de nosotros, el Espíritu Santo recordándonos: “Que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
Cumpliendo así otra gran promesa de Cristo para los fieles que dice: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” (Apocalipsis 3:10, 11). Amén.

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