LOS MALES QUE AFECTAN EL MATRIMONIO

¿Es posible edificar una relación matrimonial que dure hasta que la muerte los separe? ¿Cómo van a superar los problemas?
¿Es posible edificar una relación matrimonial que dure hasta que la muerte los separe? ¿Cómo van a superar las probabilidades de fracaso? ¿Cultivarán un matrimonio íntimo o viajarán camino al divorcio, con los consabidos arreglos para dividir los bienes, peleas por la custodia de los hijos, y con los sueños hechos añicos?
Dr. James Dobson (*)
El consejo a las parejas jóvenes es simplemente este: no permitan que la posibilidad del divorcio entre en sus pensamientos. Incluso en momentos de gran conflicto y desaliento, el divorcio no es la solución. Solo sustituye una nueva serie de sufrimientos por los que quedan atrás. Guarden su relación de la erosión como si estuvieran defendiendo sus propias vidas. Sí, ustedes pueden lograrlo juntos. No solo pueden sobrevivir, sino que pueden mantener su amor vivo si le dan prioridad en su sistema de valores.
Es verdad que la sociedad en que vivimos está obrando en contra de la estabilidad matrimonial. Existen peligros por todos lados, y debemos defendernos con todas nuestras fuerzas. En realidad, creo que sería muy bueno el mencionar en este momento a los grandes asesinos del matrimonio. Cualquiera de los siguientes males puede hacer trizas su relación conyugal si se le da lugar en sus vidas. Tal vez sería útil el enumerarlos y comentar un poco respecto a los mismos.
El exceso de trabajo o compromisos y el agotamiento físico. Cuidado con este peligro. Es especialmente insidioso en las parejas jóvenes que están tratando de comenzar en una profesión o todavía están estudiando. No traten de estudiar, de trabajar a tiempo completo, de tener un bebé, de manejar a un niño pequeño, de hacer reparaciones en la casa, y de comenzar un negocio, todo al mismo tiempo. Suena ridículo, pero muchas parejas jóvenes hacen exactamente eso y luego se sorprenden cuando su matrimonio se viene abajo. ¿Por qué no habría de ser así? ¡El único momento en que se ven es cuando están agotados! Es especialmente peligroso cuando el esposo es el que tiene demasiados compromisos o trabajo, y la esposa está todo el día en casa con un hijo en edad preescolar. La profunda soledad de ella da lugar al descontento y a la depresión, y todos sabemos adónde lleva eso. Deben reservar tiempo el uno para el otro si quieren mantener vivo su amor.
Las deudas muy grandes y el conflicto en cuanto a cómo se gastará el dinero. Paguen en efectivo por los artículos de consumo, o no los compren. No gasten más de lo que pueden por una casa o por un automóvil si ello significará dejar muy pocos recursos para salir juntos, para viajes cortos, para personas que cuiden a los niños, etcétera. Distribuya sus fondos con la sabiduría de Salomón.
El egoísmo. Existen dos tipos de personas en el mundo, los que dan y los que toman. Un matrimonio entre dos personas que dan puede ser algo bello. Sin embargo, la fricción está a la orden del día entre una persona que da y otra que toma. Pero dos personas que toman pueden darse zarpazos la una a la otra hasta hacerse trizas dentro de un período de seis semanas. En resumen, el egoísmo siempre devastará un matrimonio.
La interferencia de los suegros. Si el esposo o la esposa no se ha emancipado totalmente de los padres, lo mejor es no vivir cerca de ellos. La autonomía es algo difícil de conceder para algunas madres (y padres), y el estar muy cerca será causa de problemas.
Las expectativas poco realistas. Algunas parejas llegan al matrimonio esperando cabañas cubiertas de rosas, una vida sin preocupaciones ni responsabilidades y un gozo ininterrumpido. La consejera Jean Lush cree, y yo estoy de acuerdo con ella, que esta ilusión romántica es particularmente característica de las mujeres estadounidenses que esperan más de sus esposos de lo que ellos son capaces de dar. La decepción consiguiente es una trampa emocional. Pongan sus expectativas en línea con la realidad.
Los invasores del espacio. No me refiero a extraterrestres de Marte. Más bien, mi preocupación es por las personas que violan el espacio para funcionar que su cónyuge necesita, sofocándolo rápidamente y destruyendo la atracción entre ellos. Los celos son una manera en que este fenómeno se manifiesta. Otra es la baja autoestima, la cual lleva a que el cónyuge inseguro se inmiscuya en el territorio del otro. El amor debe ser libre y confiado.
El abuso del alcohol y de otras sustancias químicas. Estos son asesinos, no solo de los matrimonios, sino también de las personas. Evítenlos como a la plaga.
La pornografía, los juegos de azar y otras adicciones. Debe ser obvio para todos que la personalidad humana tiene imperfecciones. Tiene la tendencia a quedar atrapada en comportamientos destructivos, especialmente cuando se es joven. Durante una etapa inicial, las personas creen que pueden jugar con tentaciones tales como la pornografía o los juegos de azar sin salir dañadas. De hecho, muchos se alejan casi sin haber sido afectados. Sin embargo, para algunos existe una debilidad y una vulnerabilidad que se desconoce hasta que es demasiado tarde. Entonces se vuelven adictos a algo que rasga la fibra de la familia.
Tal vez esta advertencia les parezca tonta e incluso mojigata a mis lectores, pero he hecho un estudio de veinticinco años de duración sobre personas que arruinaron sus vidas. Sus problemas a menudo comienzan con la experimentación de un mal conocido y finalmente terminan en la muerte física o la muerte del matrimonio. Las restricciones y los mandamientos de las Escrituras se han diseñado para protegernos del mal, aunque es algo difícil de creer cuando somos jóvenes. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si mantenemos nuestras vidas limpias y no nos permitimos jugar con el mal, las adicciones que han hecho estragos en la humanidad nunca nos podrán tocar.
La frustración sexual, la soledad, la baja autoestima y la quimera de la infidelidad. ¡Una combinación mortal!
El fracaso en los negocios. En especial, el fracaso en los negocios afecta adversamente a los hombres. Su inquietud por los reveses financieros algunas veces se manifiesta como ira dentro de la familia.
El éxito en los negocios. Es tan peligroso tener mucho éxito en los negocios como lo es fracasar rotundamente en ellos. El autor de Proverbios dijo: “No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario” (Proverbios 30:8). A veces, ¡los que obtienen grandes ganancias se embriagan de poder y codician más! Y como resultado se olvidan de sus esposas e hijos.
Casarse demasiado jóvenes. Las chicas que se casan entre los catorce y los diecisiete años tienen el doble de probabilidades de divorciarse que las que se casan a los dieciocho y diecinueve años. Las que se casan entre los dieciocho y los diecinueve años tienen una vez y media más de probabilidades de divorciarse que las que se casan entre los veinte y los treinta años. Las presiones de la adolescencia y las tensiones de los primeros años de vida matrimonial no hacen un buen dúo. Terminen lo primero antes de emprender lo segundo.
Estos son los asesinos del matrimonio que he visto más a menudo. Pero, en verdad, la lista es prácticamente interminable. Todo lo que se necesita para que crezcan las malas hierbas más fuertes es una pequeña grieta en la vereda. Si van a vencer la ley de las probabilidades relacionadas con el divorcio y mantener una unión matrimonial estrecha a largo plazo, deben emprender la tarea con seriedad. El orden natural de las cosas los alejará el uno del otro, no los unirá.
¿Cómo vencerán la ley de las probabilidades? ¿Cómo formarán una relación sólida que dure hasta que la muerte los haga emprender el último viaje? ¿Cómo se incluirán ustedes entre el número cada vez más reducido de parejas de mayor edad que han cosechado toda una vida de recuerdos y experiencias felices? Aun después de cincuenta o sesenta años de casados, todavía se buscan mutuamente para darse aliento y comprensión. Sus hijos han crecido dentro de un ambiente estable y amoroso, y no tienen cicatrices emocionales o recuerdos amargos que borrar. A sus nietos no se les tiene que explicar con delicadeza por qué “los abuelos ya no viven juntos”. Solo el amor prevalece. Así es como Dios quería que fuera, y todavía sigue siendo algo posible que ustedes pueden alcanzar. Pero no hay tiempo que perder. Refuercen las riberas del río. Defiendan el fuerte. Traigan las dragas y hagan más profundo el lecho del río. Mantengan las poderosas corrientes en sus propios cauces. Solo esa medida de determinación mantendrá el amor con el que comenzaron, y hay muy poco en la vida que compita con esa prioridad.
Lo primero que recomendamos a los matrimonios jóvenes es que los recién casados establezcan y mantengan un hogar centrado en Cristo. Todo lo demás descansa sobre este fundamento. Si un esposo y una esposa están profundamente entregados a Jesucristo, ellos disfrutan de enormes ventajas.
(*) Tomado del libro: “Amor para toda la vida”

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