EL IMPACTO DE LA FAMILIA CRISTIANA

Rev. Rodolfo González Cruz
Cuando a una nación se le predica la Palabra de Dios, el pueblo y las familias son impactadas. El mundo tiene muchas cosas engañosas que le atraen, pero cuando ven a una familia cristiana bien constituida, son inducidos al cambio y a la transformación.
El principio de la creación, sin lugar a dudas, es un hecho histórico. Mucha gente sigue investigando dando a entender a la gente que Dios no existe, que el hombre se hizo solo y toda la creación se hizo sola.
Pero todo lo que han dicho los científicos es querer echar abajo la veracidad de la Biblia, en el que se consigna que Dios creó al hombre y a la mujer, a su imagen y semejanza. Dice la Palabra que Dios había hecho al hombre y a la mujer a su imagen. Allí dice: “varón y hembra los creó”. El no creó dos varones, no creó dos mujeres, sino creó hombre y mujer.
Dios bendijo la familia y dijo: “fructificad y multiplicaos, llenad la tierra”. Esa fue la orden que dio y que no ha sido suspendida todavía. Algunos dicen que la tierra ya está llena. Eso es falso. La tierra tiene mucho espacio todavía. Y hay quienes dicen que no hay alimento para tanta gente. Quiero decirles que solamente en el océano existe suficiente alimento para todos. 
No pensemos como algunos que dicen que debemos reducir la familia y no hagamos como muchos de la familia llamada cristiana, que están usando anticonceptivos. Existe una avivamiento de la “píldora del día siguiente”, que es utilizada por una juventud descarriada, que están cometiendo muchas fornicaciones. Ellos usan esas pastillas para no concebir.
La Biblia dice que los fornicarios no agradan a Dios. El Señor estableció el matrimonio. Para eso hizo hombre y mujer. En el versículo 31 del capítulo 1 de Génesis se lee: “y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto”.
Todo lo que Dios había creado era bueno. Dios nos hizo varón y hembra para que nos unamos en matrimonio, para que nos casemos y no para fornicar. Esto lo hace el mundo que no conoce a Dios. La fornicación es un pecado que Dios condena, de tal manera que la Palabra dice: “los fornicarios no entrarán al reino de los cielos”.
Dios hizo al hombre para que viviera para siempre, pero la desobediencia del hombre en el jardín del Edén provocó a la familia humana angustia, tristeza y dolor.
Tenemos el testimonio del caso de Caín y Abel, los dos primeros hermanos. Sus padres, Adán y Eva, les enseñaron a tener responsabilidades. Uno cultivaba la tierra y el otro criaba ovejas. Un día Dios le pidió a través de Adán que ellos trajeran ofrenda, y Abel trajo una ofrenda agradable a Dios, con una buena disposición, pero Caín no llevó una buena ofrenda. Caín se dio cuenta que Abel estaba feliz, porque Dios le dio testimonio a Abel, que se había agradado de él, por ello se enojó con su hermano. 
Actualmente hay muchos hermanos que se odian entre sí y esto está pasando en el mundo entero y aun dentro de familias llamadas cristianas porque no obedecen la Palabra de Dios.
En el final del capítulo 4 del Génesis se lee: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”. 
El matrimonio formado en la voluntad de Dios, es algo maravilloso desde el principio de la creación. Los hombres que tuvieron sus familias en la obediencia a la Palabra de Dios, éste los bendijo y se multiplicaron. Eran un testimonio poderoso en sus convicciones, su honradez, su moral, y la instrucción que daban los padres a los hijos conforme al capítulo 6 de Deuteronomio, donde les dice que instruyeran a sus hijos sobre la Ley de Dios.
Además, Dios le dijo a Abraham, en el capítulo 12:3 del Génesis: “bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldijeren y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Este fue siempre el deseo de Dios: bendecir a todas las familias de la tierra. 
Dios quiere bendecir su familia. Dios quiere que nosotros nos llenemos de su Palabra. Instruyamos a nuestros hijos y hablémosles acerca del reino de Dios. Tenemos que ser un ejemplo. El mundo cuando vea una familia cristiana bien constituida, será inducido al cambio y a la transformación.

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