APUNTO DE QUITARSE LA VIDA, OYÓ UNA VOZ DEL CIELO, QUE LE DIJO: “JULIO CÉSAR, YO SOY JESÚS, YO TE AMO”

Planifiqué como matar a mi padre a los 18 años, planeé como destruir a aquel hombre que golpeaba e insultaba a mi madre, que traía rameras a la casa, y al que yo odiaba demasiado.
Lo que nunca quise hacer, comencé a realizar y pensaba siempre en cómo acabar con su vida. Llegó ese día mi mamá lloraba y me decía por favor no lo hagas, yo le respondía: “Esto tiene que acabarse”
Él estaba tomando cerveza en mi casa, yo lo vigilaba desde atrás, me acerqué y me dijo: ¿Tú por acá, y dónde está tu mamá y tus hermanos? Le respondí que solo estábamos él y yo, y que lo estuve esperando.
De inmediato me dijo: seguro quieres que te saque de algún problema, condenado. Y le contesté: No, he venido más bien a acabar con los problemas de mi vida y la de mi familia.
Mientras él me insultaba, lo cogí y lo tiré al suelo diciéndole: Toda la vida me has humillado, a mi madre y hermanos también, tú eres una porquería, mientras mi madre se mataba trabajando, tú te gastabas el dinero es prostitutas y cerveza, todo el tiempo nos has hecho sufrir ¿Cómo puedo yo olvidar eso?
Mientras lo apuntaba con el arma, le reclamaba por todo el dolor que me causó y le dije despídete de tu vida, agarré la pistola y disparé y ninguna bala salió, dentro de mí decía que pasa porque yo había cargado el arma, intenté una vez más y no salió ninguna bala, otra vez más con mucha ira volví a rastrillar pensando solo en acabar con él, y ninguna bala salió.
Entonces salí corriendo de mi casa, mi madre me dijo a dónde vas, y le respondí: déjame yo soy un hombre frustrado. Llegué hasta la playa, y me paré al borde del precipicio para tirarme y de pronto dije, voy a probar esta pistola, disparé y una bala salió, volví a disparar y otra salió, entonces retrocedí unos pasos atrás del precipicio donde me encontraba y escuché una voz del cielo, que me dijo: “Julio César, yo soy Jesús, yo te amo”
Yo miraba y decía, de dónde es eso, quién me habla, y me quedé turbado, preguntándome quién me estaba diciendo esas bellas palabras, guardé la pistola, de pronto comenzó un eco dentro de mí, diciéndome: Yo soy Jesús, yo estuve contigo para este día, recibí al Señor Jesucristo y cuando abrí los ojos, vi mis manos y las notaba diferente como hasta el día de hoy.
Todo lo comencé a ver diferente, Jesús entró en mi vida, y me cambio, me transformó, borró todas mis rebeliones e hizo de mí una nueva criatura, hoy sirvo a Dios con toda mi familia, amando demasiado la obra Misionera.
Pastor: Julio César Magallanes.

Comentarios