SE ARRODILLÓ ENFERMA, SE LEVANTÓ SANA

El alcoholismo es más que un vicio, es una enfermedad. El alcohol destruye vidas, destruye hogares. Y nadie quiere admitir que es alcohólico. Esta es la historia de una mujer que fue sanada del alcoholismo el día que se arrodilló ante Dios.
Según Christian Aid Mission, en una aldea remota* de Uganda, donde pocas personas saben leer, Bwambale Nakonde* creía que, si castigaba a Carolina*, su esposa, ella podría dejar de ser alcohólica. Esta idea suya era cada vez más firme porque pensaba que ella traía desgracia a la familia.
"Cuando le daba dinero para el mantenimiento del hogar, invitaba a todos nuestros vecinos a una fiesta, y allí perdía el control", dijo Nakonde. En casa, ambos solían pelearse y rompían todo lo que encontraban a su paso. Sus borracheras causaban lesiones en otros y destrucción de propiedades. Y la policía empezó a darse cuenta.
Un día, ella estaba afuera de su casa, doblándose de dolor por la golpiza que su esposo le había dado para quitarle la borrachera, cuando escuchó a alguien de otra aldea hablando de Cristo con sus vecinos. Ella lo llamó y le contó cómo había sufrido, y el misionero le contó cómo Cristo había sufrido y muerto por el perdón de sus pecados. 
Luego de oír del precioso sacrificio del Señor en la cruz, "ella cayó de rodillas y levantó las manos para orar", dijo el misionero. “Aceptó a Jesucristo y recibió sanidad y salvación ese mismo día. Luego llamó a su esposo por teléfono, y le contó sobre su nueva vida en Jesús”. Al ver el cambio en su esposa, Nakonde también decidió seguir a Cristo.  
Actualmente, Carolina y su esposo son cristianos muy fieles en la iglesia, ella ya no se emborracha, oran con perseverancia y siempre hablan con los demás de cómo el evangelio ha transformado sus vidas. Dios sanó a esta mujer de la enfermedad del alcoholismo. Así fue cómo se arrodilló enferma y se levantó sana.
A través de las visitas evangelísticas puerta por puerta, los misioneros nativos han llevado a muchas personas a la salvación en Cristo. No cabe duda que Dios está en medio de estos hombres y mujeres que se disponen a servirle a pesar de la creciente persecución en África. ¡Oremos para que Dios siga usándolos!
(*) Nombres modificados y lugares omitidos por motivos de seguridad
(*) Imágenes referenciales

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